Nota de prensa:
“Las chicas del balcón”, de Noémie Merlant, se estrenará en CINES el próximo 14 de marzo. La directora de “Mi iubita, mon amor”, más conocida en su faceta de actriz por “Retrato de una mujer en llamas”, “Un año, una noche” o la más reciente “Emmanuelle”, regresa con una comedia de terror feminista de tintes gore, ambientada en la calurosa Marsella, sobre tres amigas y su atractivo vecino. Merlant, que ha escrito el guion junto a Céline Sciamma (“Petite Maman”, “Retrato de una mujer en llamas”), ofrece aquí con sus impulsos más indomables y enérgicos una “comedia punk desatada”, en sus propias palabras, sobre un homicidio en legítima defensa. La película tuvo su premiere mundial en la Sección Oficial (Sesión de Medianoche) en el Festival de Cannes y su estreno español en Atlàntida Mallorca Film Fest, donde obtuvo el Premio del Público.
La historia arranca en un sofocante día de ola de calor en Marsella, al sur de Francia, con la cámara deslizándose de balcón en balcón al más puro estilo hitchcockiano. En uno de los pisos vive Nicole (Sanda Codreanu), una escritora voyeur que comparte piso con Ruby (Souheila Yacoub, “Dune: Parte Dos”), una extrovertida camgirl que es la viva imagen de la libre sexualidad. A ellas se suma una desesperada actriz vestida de Marilyn Monroe, Élise (Noémie Merlant), atrapada en una relación tóxica. Tras una noche de locura, Ruby regresa al piso ensangrentada y con claros signos de enajenación mental.
En este rape and revenge (en español: violación y venganza), Merlant señala la violencia machista y lo hace a través de situaciones que parten de realidades que ella ha vivido desde su pasado como modelo hasta su actualidad como actriz y cineasta: “Todo surgió por una situación real que me sucedió a mí misma y de la que tuve que huir porque no me sentía bien. Me refugié con mis amigas, viví en un gineceo durante varios meses, y fue otra dinámica vital. Enfrente, teníamos a un vecino –nada que ver con el de la película–, y le veíamos observarnos. Le producía curiosidad nuestra libertad, la desnudez con la que nos paseábamos, que no era seductora sino de pura confianza entre nosotras. Este es el punto de partida de la película, una gran fuerza liberadora que nos lleva al humor, al gore, al exceso, a lo absurdo, a lo fantástico”.
Es a partir de esta realidad que Merlant construye una fábula delirante y festiva a la vez que reivindicativa, y lo hace mano a mano con Céline Sciamma, ganadora del Premio al Mejor Guion en el Festival de Cannes por “Retrato de una mujer en llamas”. Sobre la colaboración con Sciamma, quien figura también como productora ejecutiva de la película, Merlant comenta: “Ella conoce muy bien mi universo, entiende mi personalidad y mi forma de escribir, tan desmesurada y desestructurada como es. El proceso fue muy fluido, Céline proponía sin imponer nada, comprendiendo mis intuiciones –mis ganas de hacer género, comedia, ese lado un poco loco, fantasmagórico, que para mí era esencial”.
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