Nota de prensa:
La mirada sobre el fin de la vida que el director Carlos Marques-Marcet (10.000 km., Los días que vendrán) aborda en su película Polvo serán inaugura esta noche la 69ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). El argumento presenta a una mujer, interpretada por Ángela Molina, que decide viajar a Suiza junto a su marido para poner fin a su vida. Historia de muerte, pero también de amor incondicional, en la que han colaborado la cantante María Arnal y la compañía de danza La Veronal.
Marques-Marcet se planteó investigar sobre el final de la vida tras conocer la existencia de una clínica en Suiza destinada a ayudar a los que deseaban voluntariamente dejar de vivir. «Esto nos llevó a pensar cómo abordar la muerte; algo que es tan difícil, porque es decidir cómo hablar de algo que es el final de uno mismo. Creo que habría que empezar antes a hablar de la muerte. Cuando antes mejor, ¿no?»
El director ha coincido con Ángela Molina en que amor y muerte están muy ligados, por lo que se planteó además investigar los límites entre el amor y la dependencia en el guion que ha coescrito con Clara Roquet y Coral Cruz. «Dependemos de otras personas, y a veces esa dependencia puede llegar a ser muy tóxica. Yo no tengo una respuesta, pero me interesaba mucho encontrar ese límite. El amor no es siempre incondicional».
«Personalmente, creo que es una película sobre el amor más que sobre la muerte», ha asegurado el coprotagonista, el actor chileno Alfredo Castro, que interpreta al marido de Ángela Molina. «Principalmente, el de un amor sin barrera, que supera a los hijos y supera el amor a la vida». Y ha añadido que, en su opinión, Polvo serán aborda también otros temas como la migración, la homosexualidad o la eutanasia. Esto le ha obligado a «transitar por lugares de la actuación desconocidos para él hasta el momento», pero se dejado llevar por la libertad concedida por el director y por Ángela Molina: «Ella es muy generosa, muy espontánea y sincera, y yo tuve que seguirla a donde fuera».
En Polvo serán, que ganó el premio a mejor película de la sección Platform en el Festival de Toronto, Marques-Marcet une al lenguaje fílmico el musical y el de la danza. María Arnal firma la música, mientras que la compañía La Veronal, dirigida por Marcos Morau, participa en una escena clave para el director: «Tienen una forma de acercarse a lo oscuro, a lo inefable, pero también con un humor extraño, absurdo, que creo que son los únicos que podían darle ese tono».
La película es una coproducción entre España, Italia y Suiza, por lo que durante el rodaje se hablaban ocho idiomas, según han recordado los productores Ariadna Dot, colaboradora habitual de Marques-Marcet, y Giovanni Pompili.
«Hay que jugársela», ha admitido el realizador. «No estoy a favor, necesariamente de la provocación, pero sí intento generar preguntas y confiar en que los espectadores me sigan».
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