El gordo y el flaco, ese retrato tan amable a una de las parejas más inolvidables por sus admiradores

Jon S. Baird se sienta por tercera vez detrás de las cámaras para dirigir uno de los biopics más complejos que se han podido hacer últimamente: la historia del derrumbe de la pareja de cómicos, Stan y Oliver, más conocidos como el Gordo y el flaco. Para poder recrear la figura de Stan Laurel aparece el actor Steve Coogan, actor más reconocido por su papel en la película de Philomena, como Martin Sixsmith, siendo un film en el que ejerce como productor y coguionista, por el que se llegaría a ganar el BAFTA al mejor guión adaptado. Oliver Hardy está interpretado por John C. Reilly, tal interpretación le hizo válida una nominación por el Globo de Oro de este mismo año. La caracterización de los dos ilustres cómicos bajo el rostro de Coogan y Reilly es sin duda su punto más fuerte, en momentos crees que han vuelto a la vida. Junto a ellos están sus sufridas esposas interpretadas por Shirley Henderson (Harry Potter y la cámara secreta) dentro del papel de la mujer de Oliver, Lucille Hardy, actriz más reconocida por haber interpretado a Myrtle la llorona en la famosa saga de Harry Potter; y Nina Arianda (Medianoche en París, Florence Foster Jenkins) como la mujer de Stan Laurel, Ida Kitaeva Laurel.
El gordo y el flaco es un film que para quienes no los conozcan, saldrán de la sala de la misma forma. ¿Por qué apuntar en su derrumbe y no en cómo se llegaron a conocer y conquistar al público americano e inglés?
Al salir de la sala me invadió dos sentimientos totalmente enfrentados. La falta de rigor en los hechos históricos de la pareja, y, la sensación de lo que puedo llamar buen rollo. Al poner como pie el valor de la amistad, siendo un claro ejemplo de cómo dos personas tenían todo para echarse los tratos a la cabeza día tras día, y que sin embargo permanecieron juntos hasta el final.


Stan Laurel y Oliver Hardy fueron en los escenarios la pareja más perfecta de cómicos que llegó a tener la escena teatral de Hollywood, y al mismo tiempo una de las más maltratadas. Ellos eran la perfecta combinación y una de las más creíbles y desternillantes que había dentro de una cámara, ya sea de cine o de televisión. Sus filmes quedaron para el recuerdo, siendo ellos un pilar dentro de los dúos cómicos del futuro. En esta ocasión, para devolverles a la vida durante una hora y media, son John C. Reilly como Oliver, el cual sabe amoldarse al personaje en todo el momento; y lo mismo pasa con Steve Coogan en su papel de Stan Laurel. Cuando hacen varios gags de la pareja, los llevan a la perfección. Los actores llegan a volver a dar mucha credibilidad a sus actuaciones, que se habrían merecido mucha más suerte dentro de los festivales, y de la adjudicación de premios. La recreación de un Reino Unido de los años 50 es más cercano al país norteamericano, en el que su mayor recreación está en esos teatros de barrio.

¿Que no nos ha contado la película y deberíamos saber?

Los siguiente puede contener spoilers. Si no has visto la película, no sigas leyendo.

Arthur Stanley Jefferson más conocido como Stan Laurel nació en Inglaterra en 1890. Su apego por su país natal hizo que programase muchos viajes junto a Oliver para poder llevar su espectáculo a su país de origen, desde principios de los años 30 hasta el 1952. La gira de 1953 sería suspendida debido a un ataque cardíaco de Oliver Hardy, por lo que tuvo que cancelarse toda la gira, llegando a hacerse  una única actuación.
En el film nos cuentan cómo llegaron a principios de los años 50, dónde venían tras sus horas bajas en los Estados Unidos, teniendo que ganarse al público inglés desde los teatros de segunda fila, y con una escasa repercusión en sus comienzos de la gira. Sí que es cierto que en Inglaterra ya les daban por muertos, pero la decadencia que nombran en el film en aquella época no era tan real: en Estados Unidos llegaron a tener un efímero éxito que les devolvió por muy poco tiempo al estrellato, haciendo que volvieran a renegociar otra vez sus contratos. Mientras que no fue nada cierto, ellos ya tendrían su público dentro de las islas; pero lo más grave es que nunca llegó a existir esa gira en Irlanda. La que cuentan en el film no llegó a realizarse nunca debido al estado de salud en el que se encontraba Oliver. La salud de Stan no era mucho mejor que la de Oliver. Debido a esto, la última aparición en público del famoso dúo no se llegó a dar en un teatro, sino en un programa de la BBC. "This is Music Hall", sería el programa en el que tuvieron que despedirse de su público definitivamente.



En el film cuentan cómo Oliver llegó a hacer una película junto a otro actor cómico, debido a los problemas que tuvo Stan a la hora de renovar su contrato, llegando a negarse a renovarlo, intentando que les contrataran otros estudios, en esta ocasión la Fox. Dicho contrato no llego a materializarse durante unos años debido al contrato que tenía Oliver con el productor Hall Roach.

Hall Roach y Laurel no estaban pasando por una relación relajada. El productor, cansado de las continuas quejas de Stan, le llegó a despedir a últimos de los años 30. Dejando solo a Oliver, el cual tuvo que hacer, no una, como dice el film, sino que junto a Harry Langdon llegó a rodar 3 películas. Éstas han pasado más desapercibidas que el suspiro de una gominola. Haciendo que en la década de los años 40 volvieran a unirse los dos eternos amigos. Otra cosa que no nos cuenta la película es que Harry Langdon era muy conocido por la pareja, ya que él escribió muchos gags que ellos interpretaban. Stan Laurel no era el único en escribir los guiones de ambos.



En una de las escenas de la película, aparece el cartel del dúo de cómicos Abbott y Costello, como los que en esos momentos obtendrían todo el sabor de la fama. Realmente no fue así. La pareja estadounidense también estaría en una época de vacas flacas, su época más esplendorosa fue en los años 40. En los 50 reinaron sobre todo lo mundo el dúo compuesto por Dean Martin y Jerry Lewis, quienes hicieron eclipsar a todas las demás parejas de cómicos.



El gordo y el flaco es un film en el que sobresale la amistad, y su apuesta por ésta misma. La armonía de sus actores originales hacen que ésta se contagie de los actores que les reinterpretan, haciendo que sus interpretaciones sean de matrícula de honor. Por lo demás, el film no atraerá a quien no los haya conocido, más bien se irán del cine con la misma sensación de la que entraron, eso sí. Para sus adeptos, sin duda se llegarán a emocionar, aunque su historia no sea la que realmente fue. ¿Por qué no hicieron un film en donde ellos estaban descubriendo su éxito? A lo mejor ésa fue la clave del éxito del film de Bohemian Rhapsody.

Nota: 6'5/10.



Comentarios