El director francés Daniel Auteuil estrena en las grandes pantallas su cuarta película tras las cámaras, la cual llega a protagonizar junto a Sandrine Kiberlain (Los infieles, Polisse); Gérard Depardieu (Solo se vive una vez, La dream team) y la encantadora Adriana Ugarte (Julieta, Palmeras en la nieve). Basándose en una comedia de situación, donde muestra las peripecias mentales de una persona totalmente reprimida sexualmente. En donde le ponen en las situaciones más rockambolescas posibles, dentro de cuatro posibles escenarios para su maltrecha imaginación. Entre el deseo por lo que no puede llegar a tener, y el rechazo de su mujer por la nueva novia del ex de una de sus amigas. Daniel (Daniel Auteuil), se encapricha por la nueva pareja de su viejo amigo Patrick (Gérard Depardieu), donde la propia tensión entre las dos parejas se pueden cortar con el filo de una hoja. Mezclándose muchos cliches de parejas, dejando en vilo la estabilidad de estas mismas, que ante presumir de su fortaleza, emocionalmente estan en los polos opuestos, o al menos en la situación de Daniel. Por su lado, Gérard Depardieu dentro de su personaje Patrick, le dejan como a un personaje totalmente secundario, con la presencia más que exporádica dentro de una interpretación sosa. Hasta como Obelix llego a tener su propia gracia. Aquí, se deja ese aspecto de que caracteriza a su personaje fuera de las cámaras. Pero ¿no sería mejor enamorarse de tú mujer?...
Por un lado tiene ese encanto de saber jugar a la hora de imaginar si es real la situación, o solo esta dentro de la imaginación del propio protagonista. Como se recrea en su mente, esos posibles escenarios, donde le gustaría estar en ese momento seduciendo, y dejándose seducir por Emma, una joven que les deja boquiabiertos, y que a él le puede dejar una señal extraña dentro de su mente y bragueta. Dejando como plato fuerte la sensación de pérdida, cuando todo es poder ganar los placeres sexuales de la pareja de su amigo, los cuales distan totalmente de lo que puede ser el amor. Dejando con un final tan evidente como el de, y perdonen por mi mala expresión, una paja mental, diciéndolo burdamente.
Nota:6/10.
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