A continuación, os dejo la nota de prensa que nos han hecho llegar, con motivo de la exhibición del documental dirigido por Fèlix Colomer, "Sasha", en la edición de la Seminci de este mismo año, y que está a punto de celebrarse.
Las dos madres de Sasha
«Conocer a Sasha es quererle. Su magnética mirada, rebelde e inocente a la vez, simplemente me tiene enamorado. Hemos volado con Sasha de Ucrania a España y otra vez a Ucrania durante un año. A él nunca le importaron las cámaras. Yo nunca me cansé de admirarle. Pone la misma pasión en pelearse con su hermano que en abrazarle con un poderoso ‘te quiero’. Es todo impulso».
Así dibuja a su protagonista el joven director, Fèlix Colomer (Sabadell, 1993) representante de la última promoción de la prestigiosa escuela catalana de cine, ESCAC.
Su documental, Sasha, serio candidato en Seminci al premio DOC España 2016, retrata la azarosa vida de este niño de 9 años que, gracias a una ONG, viene cada año (desde hace cinco) a España a pasar con una familia catalana dos meses de invierno y otros dos de verano. Y no hay esquizofrènia.
La cinta sobrecoge por los contrastes entre la helada Ucrania y las mediterráneas Catalunya y Mallorca. Allá sobrevive mal alimentado en una triste chabola con hermanos de tres padres distintos y la proximidad de una guerra. Aquí vive en la opulencia y las vacaciones de una família acomodada.
Sasha tiene dos madres. En su Nikopol natal, la madre biològica Olga Smishliaev le corta las uñas de los pies mientras le cuenta quien es su padre con una frialdad sólo aparente. En España, su madre de acogida Rosa Fernández, se deshace en inconsolable llanto cada vez que le recibe o despide en el Aeropuerto del Prat. Pero Sasha se hace querer donde quiera que vaya, por eso ambas le aman con locura, sin la menor rivalidad, respetando el espacio de la otra. Y él corresponde a ambas por igual.
Sasha tiene también dos escalas de valores. En Ucrania es un niño casi salvaje, se baña en el lago en calzoncillos, caza serpientes y sueña con triunfar en el boxeo. En España juega a pádel, se baña en la piscina y descubre que la violència física nunca es el camino.
El milagro de Sasha es que es el mismo aquí y allá. Todo entusiasmo, pasión, pura vida.
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