8 películas han bastado para que al bueno de Quentin Tarantino ya haya perdido ese factor sorpresa, que tanto le ha caracterizado. Y eso que su camino por el mundo del cine, iba en esta dirección cuando se metería a rodar las dos películas que dedicó al malvado Bill. Cine oriental, que no era cine oriental, con unos personajes que intentarán emular a samurais, a base de ser asesinos a sueldo, que ni se respetan entre ellos mismos, si la voz de su jefe requeriría la vida de alguno. De ahí al salto al western fue un soplido, o al menos, fue un mirar hacia atrás en el cine y ver como los grandes films del Western o del Spaghetti Western vendrían de películas de samurais, como Los siete samurais, o El mercenario. Dos películas que hicieron mucho por el cine de vaqueros, y que en algunos casos, han desaparecido de la memoria de muchos.
Tarantino, en esta ocasión regresa con Los ocho odiosos, un film que estaría a punto de suspenderse, por el caso que tuvo con el guión; y que, si os soy sincero, tampoco hubiera sido un descalabro para la carrera del director. El hecho de que no se hubiese rodado, pues Los ocho odiosos es una película que no aporta nada a la carrera de este, en sí mismo, dejando el film como un entretenimiento, al que le sobra por lo menos treinta minutos de metraje.
Compararla con los 10 negritos, es una comparación tan buena como superficial. Los ocho odiosos es una intención de atraer la mejor novela policíaca, al lejano oeste, donde le falta intensidad, y sobre todo le falta mucha más mala hostia, y con perdón de la palabra. Ni Tim Roth, es el Tim Roth que le hemos llegado a conocer dentro de antiguos papeles, y Samuel L. Jackson, el cual para mi es el mejor papel de toda la película. Junto a Christoph Waltz, son los mejores actores que ha tenido el director dentro de su carrera cinematográfica. El Mayor Marquis, es sin duda el mejor odioso de los ocho odiosos. Es la pieza del tablero que está de sobra dentro de la partida, o dentro del juego, y la que tiene en su mando el timón de toda la historia. Por un lado Kurt Russell no esta a la altura, no me ha gustado su interpretación, siendo el The Hangman un personaje con mucho juego, y con un final bastante plano, al igual que Jennifer Jason Leigh. De todos los actores del reparto no hubiera sido ella a quién la hubiera llevado a la alfombra roja. Ojo, hace un buen papel, pero demasiado correcto y convencional. Daisy Domergue tiene un as debajo de la manga, el cual ni tan siquiera ella sabe que lo oculta a su favor. Es como si el personaje que apenas llega a estar construido pero que sin duda deja un sabor más dulce que agrio. Aún así, es un film que se deja ver, entretiene, y eso para mi, podría ser suficiente para decir que es una buena película. Pero es Tarantino, un director que ha recogido la esencia del cine clásico, o ha metido en un labadora y lo ha estrangulado hasta hacerlo suyo. Por eso lo acabarás amando, u odiando, pero en Los ocho odiosos, le ha salido un film muy convencional, con `personajes muy convencionales, que hará que te entretengan, y poco más...
Nota: 6/10.
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