Peter Jackson se despide de la Tierra Media con la tercera parte de la adaptación del libro de J.R.R. Tolkien, El Hobbit. Saga en la que quiso contar con el mayor número de actores que dieron fama a su trilogía "El señor de los anillos", y aunque la dejase en una adaptación muy libre, donde llega a mezclar el libro con el Silmarillion, recurre a los ases que mejor han recogido la esencia de sus películas, las tecnologías digitales. Dejando la adaptación con un gran repliegue de fuegos de artificio y con una historia llevada mucho más allá de lo que quiso representar el autor con el personaje. Mientras el director se despide de la Tierra Media dejando la puerta entre abierta para poder volver a ella algún día, el hijo de Tolkien ya ha dicho que esta y no más... bueno, eso sera solo cuestión de entendimientos económicos.
No nos engañemos, el que asista a los cines para encontrarse con una película de Óscar, tal vez se esté engañando así mismo, más bien la última parte del "El Hobbit", tal y como han ido sucediendo las anteriores, es un film para sentarte en una butaca disfrutar de sus innumerosos efectos especiales, los cuales adornan las batallas que irán surgiendo en el recorrido de la cinta.
Así mismamente el actor Ian McKellen se despide de uno de sus personajes que más fama y reconocimiento le han dado en el mundo del séptimo arte. Papel que cogió de rebota gracias a que el actor Sean Connery rechazase la oferta de interpretar al mago gris. Seis películas donde debutaría con una de las mayores películas de aventuras de la historia del cine, hasta un film discreto adornado con la tecnologías que en gran medida sirven para caramelizar unos guiones bastantes mediocres. El cual recoge la personalidad de bastantes personajes de "El señor de los anillos" para recrear o llenar lagunas en un guión que tuvo que dar para dos películas y no tres.
Elfos que se reúnen con Enanos para librar una batalla movida por intereses, ante un rey de la montaña, "Escudo de roble", personaje que se ve sumido por la negrura de la montaña, el hechizo que Smaug habría dejado dentro de ella, sepultada con todo el Oro del cual cobijaba la ansiedad de poder de todo Enano y el desprecio de los Elfos, los cuales les desprecian y los ven como seres inferiores. Sobre todo la apatía que llega a recoger sobre ellos el Elfo Tranduil, rey de los Elfos, celoso ante el amor de la elfa Tauriel, y el Enano Kíli. En un film que el final se intuye y comienza uno nuevo, un final un tanto empedrado por el lenguaje tan vulgar que han puesto al Mago Gris, dentro de un enlace que como siempre vuelven a hacer una pega de cola barata y deja la magia y el brillo del reencuentro entre Bilbo y Gandalf en una escena que ya estaba rodada y que en esta ocasión no tiene nada de sentido el volver a rodar.
Nota. - 5/10.
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