El actor Fisher Stevens se vuelve a poner tras las cámaras para dirigir a tres pesos pesados del cine de acción. Como diría yo "tres viejas glorias" reunidas en un film de acción que no pasa de ser otra película que te dejara pasar las palomitas y tu bebida sin ningún añadido más que resaltar en este film. Aquí podemos encontrar a Al Pacino, Christopher Walken que últimamente coquetean con el cine de Adam Sandler. Con unos films un tanto infumables dentro de unas interpretaciones que no mejoraran para nada las películas ni su nivel interpretativo. Con una tercera interpretación de Alan Arkin, más conocido por haber intervenido en películas como "Eduardo Manostijeras", o "Pequeña Miss Sushine".
Val es un asesino a sueldo que ha pasado 28 años en la cárcel tras asesinar al hijo de un mafioso muy importante de la ciudad. Pero a su salida no lo va a encontrar todo como antaño. Sus vidas han sido deterioradas por el tiempo, y el mafioso no ha perdonado. En la salida de la cárcel le espera un viejo amigo, Doc, un antiguo compañero de fechorías que tendrá que tomar la difícil situación de proteger a su amigo, o salvar su propia vida asesinando a Val. De aquí los dos saben perfectamente que sus vidas pueden tener un final y para no perder la costumbre, llaman a Hirsch, y así correrse una última juerga.
Con el paso del tiempo, los tres actores van al ritmo de la película, una descabellada película con el objetivo de hacer reír, en algunos momentos, y claro esta. Divertirse los últimos días que le quedan. Pero ¿es así como termina? El film sobrepasa un poco de lo forma, y aunque quieran ironizar mucho, la verdad es que e guión se ve un poco flojo, por lo menos para mi gusto. Con unos actores secundarios que poco tendrán que aportar, pero que harán que entiendas un poco más la vida de los protagonistas así como sus intenciones.
Nota: 6/10
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